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domingo, 1 de septiembre de 2013

Amenazas estadounidenses para disimular las derrotas de Bandar ben Sultán


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Las amenazas de Estados Unidos buscan esconder las derrotas de Bandar ben Sultan

Por Ghaleb Kandil
El nuevo escándalo de armas químicas montado por la coalición que componen las potencias occidentales, Israel, las monarquías retrógradas del Golfo y puesto en ejecución por la corriente takfirista ha fracasado como resultado de la vigilancia de la alianza siro-ruso-iraní. Los satélites rusos están en efecto muy activos sobre Siria y los datos recogidos por el mando militar sirio demuestran que «el cuento químico» busca en realidad servir de pretexto a una agresión contra Siria, para compensar las bajas que han sufrido las bandas terroristas provenientes de Jordania. Esas bajas están estimadas en miles de muertos y heridos, caídos en emboscadas y contraofensivas del ejército sirio, sobre todo alrededor de Damasco y en la región de Latakia, donde las tropas regulares han recuperado las localidades ocupadas por los terroristas, quienes habían masacrado allí a cientos de civiles.
Los medios de prensa estadounidenses han divulgado a los cuatro vientos informaciones sobre el despliegue de más navíos de guerra y declaraciones atribuidas a Barack Obama sobre el análisis de diversas opciones –incluyendo las militares– con respecto a Siria. Pero el presidente de Estados Unidos y su equipo ya habían dado a entender claramente a sus aliados que Estados Unidos no está en condiciones de asumir el costo humano, militar y financiero de una intervención en Siria. Además, un ataque terrestre de la OTAN sería un error que costaría a los estadounidenses mucho más caro de lo que pueden pagar.
El papel de Israel en la incitación a una agresión contra Siria ha salido a la luz. El primer ministro Benjamin Netanyahu y el presidente Shimon Peres han llamado claramente a una intervención directa afirmando que «ya es hora de sacar las armas químicas de Siria», lo cual prueba que los países del Golfo y el Estado hebreo se encuentran, una vez más, en la misma trinchera.
Lo reducido de las opciones que tienen ante sí Estados Unidos y sus aliados se debe sobre todo a la resistencia del Estado sirio frente a la guerra universal de la que está siendo objeto. Pero también se debe a la actitud decidida de sus aliados. La presencia de la flota rusa ante el litoral sirio y en aguas del Mediterráneo y el respaldo multiforme de Irán son factores fundamentales. Además, ese respaldo no ha decaído en las últimas horas. En lo que constituye una reacción ante una posible operación militar contra Siria, el comandante Massud Jazayeri, segundo del jefe del estado mayor de las fuerzas armadas iraníes, advirtió que «si Estados Unidos cruza esta línea roja (es Siria) habrá duras consecuencias para la Casa Blanca».
Todos esos aspavientos occidentales tienen como objetivo realzar la moral de las bandas terroristas, dominadas por los takfiristas, ya que el Estado sirio ha logrado que miles de combatientes mercenarios "rebeldes" decidieran regresar a la vida normal. También buscan esconder la verdadera función de la reunión de los jefes de estados mayores de una decena de países en Jordania para intensificar la intervención de los servicios de inteligencia en Siria.
Las informaciones que circulan en los medios diplomáticos aseguran que el jefe de los servicios de inteligencia de Arabia Saudita, Bandar ben Sultan, ha recibido de plazo hasta el fin de año para tratar de modificar el equilibrio en Siria y que es por eso que ordenó los atentados en Líbano con la esperanza de llevar el Hezbollah a retirar sus combatientes de Siria, donde su participación ha contribuido a los importantes éxitos del ejército sirio. Al mismo tiempo, Bandar está tratando de movilizar la mayor cantidad posible de takfiristas [para compensar] la muerte de miles de mercenarios.
Los cuatro próximos meses se caracterizarán por una gran escalada militar y política, pero sin que esta logre provocar cambios mayores a escala estratégica. El Estado sirio, su ejército y sus aliados no están dispuestos a perder la iniciativa, a pesar de la envergadura de los medios que despliega la «Coalición del Mal», encabezada por Estados Unidos. El pueblo sirio rechaza a los takfiristas. Ese cambio del estado de ánimo popular, que se ha puesto de manifiesto desde hace un año, sigue afianzándose día a día. Además, la «Coalición del Mal» se halla en un impasse en Egipto, Yemen e Irak mientras que Turquía ve como se desvanecen sus ambiciones imperiales e Israel es incapaz de librar nuevas guerras. La emboscada de la Resistencia al comando de tropas israelíes de élite que penetró en territorio libanés el pasado 7 de agosto ha venido a recordarle su actual impotencia.
Los próximos meses probarán que Bandar ben Sultan logró prolongar la duración de la guerra contra Siria. Pero también mostrarán que su derrota dará inicio a un periodo de desórdenes en el reino wahabita. Y este ‎ultimo comprobará que sus intentos de comprarse un papel en Egipto a golpe de miles de millones de dólares no va a ayudarlo a compensar su dura derrota en Siria.

Una red dirigida por Bandar ben Sultan quiere incendiar el Líbano
Por Ghaleb Kandil
Se han descubierto los contornos del plan del jefe de los servicios de inteligencia de Arabia Saudita, Bandar ben Sultan, tendiente a provocar en Líbano un incendio generalizado. El comandante en jefe del ejército, general Jean Kahwaji, y el ministro de Defensa, Fayez Ghosn, revelaron la existencia de células que proyectan hacer estallar coches-bomba en todas las regiones libanesas. Los hechos les dieron la razón con las explosiones registradas en la periferia sur de Beirut (27 muertos y 330 heridos) y en la ciudad de Trípoli (45 muertos y 600 heridos). Lo sucedido en la gran ciudad del norte del Líbano aclara la imbricación política y mediática de la red terrorista que dirige Bandar y su decisión de hundir el país en una discordia confesional.
La mayoría de las reacciones ante el doble atentado de Trípoli fueron de advertencia contra la discordia. Altas personalidades políticas de las coaliciones del 8 y del 14 de Marzo expresaron un respaldo sin reservas al Ejército Libanés y a los servicios de seguridad en su lucha contra los grupos terroristas, exhortándolos a redoblar sus esfuerzos por desmantelar las redes que hacen estallar coches-bomba.
La investigación ya probó la existencia de células takfiristas responsables de los lanzamientos de cohetes, de las explosiones ocurridas en la carretera Beirut-Damasco y en la Bekaa de los atentados con coches-bomba. Esos grupos extremistas son financiados por varios países del Golfo y gozan de una cobertura política y en materia de seguridad garantizada por la Corriente del Futuro, bajo el pretexto de movilizar a favor de los rebeldes sirios.
Es importante mostrar que esas células –que se componen de ciudadanos de países del Golfo, de sirios, de palestinos y de libaneses– están tratando de provocar una explosión sectaria en Líbano. Que la Corriente del Futuro siga prestándoles cobertura es algo que le va a costar caro al país. El partido de Saad Hariri debe por lo tanto anunciar clara y abiertamente que retira su cobertura a esos extremistas y dejar de protegerlos en base a consideraciones confesionales.
Los atentados de Trípoli han permitido, sin embargo, descubrir la existencia de una red que dirige Bandar y en la que se incluyen políticos y medios de prensa que se esfuerzan por completar el trabajo de los terroristas. Así hemos podido ver diputados fanáticos –como Khaked Daher y Mouin Merhebi– así como jeques vinculados a al-Qaeda –como Baroudi, Dai al-Islam al-Chahhal y Omar Fostok– haciendo declaraciones que pueden provocar una discordia sectaria y un baño de sangre, incluso acusando a veces directamente a los chiitas de estar detrás de los atentados de Trípoli contra las dos mezquitas sunnitas.
Los medios audiovisuales que han ofrecido generosas tribunas a esas personalidades extremistas son a las vez responsables de estar detrás de la propagación del discurso sectario y confesional.
Las autoridades libaneses se encuentran ante el desafío de actuar y reaccionar según la lógica estatal. Deben tomar medidas inmediatas y severas para poner fin a este caos mediático, limitar el discurso sectario y desmantelar las redes financiadas y dirigidas por Bandar ben Sultan, que amenazan la unidad y la existencia misma del Líbano. No se puede permitir que el ejército, la Resistencia y un puñado de personalidades ecuánimes se queden solos en el campo de batalla para defender el Líbano.

Revista de prensa

As-Safir (Diario libanés vinculado al 8 de Marzo)
Mohammad Ballout, París (23 de agosto de 2013)
La delegación rusa presentó a las misiones occidentales, durante la reunión extraordinaria [del Consejo de Seguridad] de la ONU, una versión del ataque químico ocurrido el 21 de agosto en la periferia este de Damasco.
Esa versión, que no se ha hecho pública, fue respaldada con documentos e imágenes captadas por satélites de los lugares del incidente y de la región de la Ghouta.
Según fuentes informadas, los estadounidenses no presentaron ningún documento que contradijera la tesis rusa porque las imágenes captadas por los satélites estadounidenses arrojan un solo resultado: quien perpetró el ataque químico fue la oposición.
Fue una brigada de la oposición siria bautizada como «Liwaa al-Islam» y dirigida por Zahran Allouche la que disparó desde la región de Douma, el 21 de agosto a la 01:35 horas, 2 cohetes de fabricación artesanal que contenían productos químicos. Esa brigada es una de las más importantes bandas armadas [que operan] en la Ghouta, donde unos 25 000 combatientes están desplegados en las localidades de Arbin, Zamalka, Saqba, Kafarnabt, Ein Tarme y Maazamiyeh. Uno de los proyectiles cayó en la región de Jobar mientras que el segundo cayó en una zona situada entre Arbin y Zamalka. El lanzamiento de ambos cohetes fue una respuesta a la operación de gran envergadura bautizada «Escudo de la capital», iniciada por el Ejército Árabe Sirio en los accesos de Damasco.
El miércoles, la artillería de las fuerzas gubernamentales había comenzado a cañonear los bastiones de los grupos armados a la 1 de la mañana y los tanques y las fuerzas de infantería habían avanzado a las 6 de la mañana hacia Jobar para atacar las posiciones de los grupos rebeldes. Trece brigadas de extremistas se pusieron a la disposición del Frente al-Nusra para combatir al ejército en esa zona.
Según fuentes concordantes, los hombres del «Frente de Conquista de la Capital» se retiraron de Jobar a las 01 horas, unos minutos antes del lanzamiento del misil que cayó en el lugar. Ello explica el hallazgo de sólo unos cuantos cadáveres de combatientes entre las víctimas en comparación con la gran cantidad de civiles muertos.
As-Safir , 22 de agosto de 2013
Un informe diplomático sobre los resultados de la tempestuosa reunión entre el presidente ruso Vladimir Putin y el jefe de los servicios de inteligencia de Arabia Saudita, Bandar ben Sultan, en julio pasado, concluye que la región que se extiende desde el norte de África hasta Chechenia e Irán ya está afectada por los efectos del enfrentamiento abierto entre Rusia y Estados Unidos.
Según el mismo informe, no se excluye que las cosas tomen un cariz dramático en Líbano, tanto en el plano político como en materia de seguridad, dada la gran decisión saudita de responder a la implicación del Hezbollah en la crisis siria. Bandar ben Sultan, en coordinación con los estadounidenses y con varios socios europeos, propuso al parecer al rey saudita Abdallah Ben Abdel Aziz la realización de una visita a Moscú para recurrir a la política del bastón y la zanahoria, proponiendo a la dirección rusa una serie de ventajas políticas y económicas a cambio de concesiones relativas a varios temas vinculados a la región, esencialmente sobre Siria e Irán.
El visitante saudita parece haber dicho al presidente ruso que todo arreglo obtenido en el marco de aquella reunión sería equivalente a un entendimiento ruso-estadounidense y no estaría limitado únicamente a las partes rusa y saudita, subrayando que antes de viajar a Rusia había hablado con los estadounidenses y que estos se habían comprometido a hacer suyos los acuerdos a que pudiesen llegar Rusia y Arabia Saudita, sobre todo ante la posibilidad de un entendimiento sobre el tema sirio.
El responsable saudita [Bandar ben Sultan] parece haber sugerido a Putin que Rusia suspendiera su apoyo político, en el Consejo de Seguridad de la ONU, así como su respaldo económico y militar, prometiéndole a cambio una cooperación petrolera y en materia de inversiones así como la preservación de los intereses de Rusia en Siria y en la costa del Mediterráneo.
El presidente Vladimir Putin respondió que la posición de Rusia sobre el régimen de Siria no cambiará.
Bandar ben Sultan replicó que ante la divergencia de puntos de vista sobre el tema sirio la única opción que queda es la opción militar ya que no se ven posibilidades de compromiso político. También habría dicho que la realización de la conferencia Ginebra 2 será extremadamente difícil en este clima de tanta tensión.
Al-Akhbar , (Diario libanés vinculado a la Resistencia), 23 de agosto de 2013
Firas al-Choufi
Fuentes cercanas al Hezbollah están convencidas de que el desarrollo de los acontecimientos en Siria, Irak y Líbano prueba una sola cosa: la existencia de una decisión saudita, inspirada por Estados Unidos, para hacer estallar la región desde Bagdad hasta Beirut.
¿Por qué habría tomado Arabia Saudita esta nueva decisión?
Las mismas fuentes explican que a lo largo de los últimos 28 meses se ha recurrido a todos los medios regionales e internacionales para tratar –inútilmente– de derrocar el régimen sirio. Los rebeldes han recibido incluso grandes cantidades de armas antitanques y antiaéreas eficaces y modernas. Decir lo contrario sería mentira. Arabia [Saudita] sabe que la supervivencia del régimen [sirio] y de los aliados de este se traducirá, en los próximos años, en derrotas que pueden desestabilizar el reino. Así que no queda más remedio que hacer algo.
El nuevo paisaje político de Egipto no constituye una victoria concreta para Arabia Saudita sino un éxito moral que en cualquier momento puede convertirse en derrota si cambian las realidades egipcias. Así que, para compensar la resistencia del régimen sirio, la única opción que queda es la de incendiar la escena interna libanesa.
Eso quiere decir que Arabia [Saudita], y tras ella Estados Unidos, ya no están interesados en la estabilidad del Líbano, según creen saber las fuentes anteriormente citadas. Al principio, el país fue mantenido al abrigo de las consecuencias serias de la crisis sirias y los acontecimientos en materia de seguridad respondían a una serie de líneas rojas. Pero estas últimas se han terminado para Riad.
Incendiar el Líbano se ha convertido en una necesidad para el eje Riad-Washington como medio de dispersar las capacidades del Hezbollah, que participa en los combates de Siria, y para sembrar la confusión en la base popular del partido haciéndole pagar un importante tributo. Eso, según esperan Riad y Washington, obligará el Hezbollah a limitar su implicación en los frentes [sirios] de Homs y la provincia de Damasco y desviará su atención hacia la escena interna libanesa.
La escalada iniciada por el jefe de los servicios secretos sauditas, el príncipe Bandar ben Sultan, no se limita a la seguridad, afirman las mismas fuentes. Los círculos de decisión del reino han ejercido enormes presiones sobre el presidente [libanés] Michel Sleiman y el primer ministro designado Tammam Salam para que se forme en Líbano un gobierno de facto. O para liquidar al menos el actual gobierno dimitente mediante la formación de un gabinete que no obtendría el voto de confianza del Parlamento pero que se convertirá de hecho en un gobierno encargado de ocuparse de las cuestiones diarios, aislando así al Hezbollah.
Pero los señores Sleiman y Salam saben que es difícil formar un gobierno de ese tipo sin el respaldo del diputado Walid Joumblatt, así que las presiones disminuyeron después del atentado de Roueiss y de las declaraciones de sayyed Hassan Nasrallah expresando su enérgica negativa a aceptar un gobiernode facto.
Le Figaro (Diario francés), 22 de agosto de 2013
Grupos armados opuestos al régimen sirio y dirigidos por comandos jordanos, israelíes y estadounidenses avanzan hacia Damasco desde mediados de agosto.
Los primeros contingentes de sirios entrenados, por los estadounidenses y en Jordania, en la realización de operaciones de guerrilla parecen haber entrado en acción desde mediados de agosto en el sur de Siria, en la región de Daraa.
Un primer grupo de 300 hombres, evidentemente respaldados por comandos israelíes y jordanos, y por hombres de la CIA, pasó la frontera el 17 de agosto. Otro grupo se le unió el 19.
Según fuentes militares, los estadounidenses, que no quieren enviar soldados a territorio sirio ni armas a grupos rebeldes parcialmente controlados por los extremistas radicales, vienen entrenando, desde hace meses y en un campo de entrenamiento instalado en la frontera jordano-siria, grupos de combatientes del Ejército Sirio Libre (ESL) rigurosamente seleccionados.
Aprovechando el verano, sus protegidos parecen haber comenzado a actuar sobre batallones sirios en el sur del país, aproximándose a la capital. «Su empuje parece estar haciéndose sentir hasta en la región de la Ghouta, donde las formaciones del ESL ya estaban combatiendo pero sin lograr grandes resultados al filo de los límites de la capital», explica David Rigoulet-Roze, investigador del Instituto Francés de Análisis Estratégico (Ifas).
Según ese especialista en la región, la idea de Washington sería crear una posible zona-tapón a partir del sur de Siria, quizás hasta una zona de exclusión aérea, lo cual permitiría entrenar a los opositores con toda seguridad hasta que cambie la correlación de fuerzas. Es por esa razón que Estados Unidos desplegó a fines de junio baterías de Patriot y [aviones de combate] F16 en Jordania.

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